#36. Canciones con cuentito
Ideas sueltas sobre ser dj, la serie The morning show y el artista Jorge Gumier Maier.
Hace unos días soñé con mi abuelo. Creo que desde que se murió soñé algunas veces con él, pero hacía mucho que no me pasaba. Lo único que me acuerdo es que estábamos en su casa de la playa y teníamos una conversación sobre algo cotidiano, supongamos que era sobre lo que íbamos a comer.
En el sueño él estaba fumando. Mi abuelo siempre fumó. Tuvo tres infartos y, en teoría, había dejado de fumar, pero mis hermanos y yo a veces lo encontrábamos fumando a escondidas o con atados de cigarrillos arriba de su camioneta. Mi abuela se enojaba en silencio y negaba que su marido no haya podido dejar el vicio. A los más jóvenes nos parecía simpático, casi que nos daba risa.
Él se veía tal cual era al momento que se murió. Yo me veía como soy ahora: diferente, con 27 años y no con 18 como cuando él falleció. Eso es algo que siempre le envidié a los muertos: quedar físicamente iguales, ser jóvenes o viejos para siempre.
I. Canciones con cuentito
Desde hace años cada vez que me piden que haga una bio mía la termino de la misma manera: “Estudió piano, pero quisiera ser dj”. Sinceramente, no soy muy curioso con la música: escucho siempre los mismos tres o cuatro géneros, repito al infinito los mismos discos. Por eso, pienso que sería un mal dj. Sin embargo, no abandono mi sueño.
La semana pasada, mi amigo Cajita (aka @cajademosntruos) festejó su cumpleaños y me pidió si podía pasar música en el festejo. Me pareció bien probar, ver si me salía relativamente bien y comprobar si realmente quiero ser dj o si debería ir pensando en armar una nueva bio. Por suerte fue increíble y no voy a tener que cambiar nada.
Siempre me gustó la fiesta y los clubs y cualquier lugar de Buenos Aires que te haga bailar en un subsuelo. Mi música favorita para bailar en una fiesta es ese house ochentero, medio low fi, medio latoso. Justo estoy viendo la serie Pose (que malo el guión, pero que manera de llorar) y lo que más disfruto es escuchar en todos los episodios esta música que me encanta. Lo que tiene de bueno toda esa música es que son canciones con cuentito: tienen variaciones, como una historia sin palabras, pero con trama.
(Ahora está muy de moda el techno palero. Un bajón. Aburridísimo).
Entre mis dj favoritas está Cherushii, que falleció en 2016 (tenía apenas 33 años) cuando se prendió fuego la discoteca en la que estaba pasando música. Sin embargo, a pesar de su fugaz vida, dejó dos discos increíbles: el primero es Memory of water (2015) y el segundo es un álbum póstumo que recopila todos los temas que hizo con María Minerva, Cherushii & María Minerva (2019).
Después de pasar música en ese cumpleaños le escribí a un amigo dj y le dije que me había divertido, pero que me había parecido una actividad un poco solitaria: yo de un lado de la mesita y del otro mis amigas y amigos bailando sin mi. Él dice que, de alguna manera, vos también estás bailando con ellos. Me pregunto si los djs que son duplas, como los dj Pareja, sentirán eso o si se sienten “acompañados”.
Una pareja de djs que me gusta mucho son los Red Axes, un dúo de israelitas que hacen una música realmente increíble. Tienen algo muy worldmusic, pero a la vez mantienen algo muy local: latas y soniditos que te llevan a medio oriente en un segundo. Tienen un EP con un arte medio egipcio-popart que me encanta y las canciones son literalmente un viaje a esa parte del mundo. El EP se llama Sun my sweet sun (puse el primer tema en la fiesta).
No sé qué me deparará mi aventura dj. Soy muy cagón y muy autoexigente, así que no creo que lo vuelva a hacer hasta me salga perfecto. Sin embargo, me gustó mucho tener el super poder de poder levantar o hundir una fiesta.
II. El milagro de la tele
Diciembre es una larga agonía hasta el primero de enero. Días llenos de eventos a los que asistís por inercia, gastando la poca energía que te queda. Y cuando no hay eventos nada mejor que echarse en el sillón a mirar tele.
El sábado pasado estuve tirado en el sillón mirando la segunda temporada de The morning show, la serie que protagonizan Jennifer Aniston, Reese Witherspoon y Steve Carell. Resumidamente, la serie va de un programa de televisión, de esos de noticias de la primera mañana, que empieza a desmoronarse después de que sale a la luz que el conductor (Carell) abusó de muchas mujeres del canal.
Lo interesante de la serie no es la referencia al movimiento Me too de Estados Unidos, sino que trata de separarse de lo políticamente correcto y relativizar la cultura de la cancelación, si realmente es una actitud adecuada que trae más soluciones que problemas.
La serie es realmente buena, las actuaciones son bárbaras y el guión es bien traicionero: empezás odiando al abusador y, al final, te autotraicionás y pensás “bueno, era alto violín, pero capaz también tenía algo bueno adentro”. Es extraño sentir eso, casi incómodo. Ahí está el éxito de la serie: pone en duda todos esos supuestos acuerdos implícitos que construimos en los últimos años.
III. El tao del arte
En teoría esta última parte del newsletter iba a ser sobre la resaca que tuve la noche después de pasar música. Pero, mientras escribía eso, un amigo me avisó por WhatsApp que se murió Jorge Gumier Maier.
Gumier Maier dirigió la galería del Centro Cultural Rojas desde el 89 y durante la década del 90. De ahí surgieron un montón de artistas que se volvieron iconos de esa generación y referentes durante los dos mil. En la galería del Rojas empezó a aparecer la idea de que un arte ingenuo y doméstico era tan válido e importante como ese que era serio y explícitamente “comprometido”.
Sin embargo, lo que Gumier entendió bien fue que el arte argentino, por sobre todas las cosas, era precario: se hacía con lo que se tenía a mano. Ya no importó tener que pintar pinturas gigantes con la vuelta del malón, ni pensar en la pampa, ni en nada. Solo importó hacer por hacer.
Hay un texto muy bueno de él que se llama “El tao del arte”. Ahí cuenta un poco cómo fue la travesía del Rojas, el tipo de obras que habían y, lo más divertido, empieza a agitar a todo ese tipo de arte más profesional que empezó a aparecer por todos lados una vez que se institucionalizó lo que hoy conocemos como arte contemporáneo. Dice Gumier:
Sin el menor asombro, juiciosos y atentos, escuchamos como muchos artistas logran dar cuenta de lo que hacen con precisión y economía envidiables. Lejos estamos de la angustia y la desesperación. Hoy, la visita al mundo del arte comienza a menudo con un preámbulo: “la idea es...” . Las palabras no son inocentes. Recorramos un tanto más este llamativo léxico: abundan las “reflexiones” y toda clase de “hipótesis”. Los artistas hoy “discuten conceptos”, “confrontan conceptos”, “plantean”, “conjeturan”, “indagan”, “explicitan”, “advierten”.
iPor qué esta insistencia en reducir lo artístico a una actividad sensata inteligente y alerta! ¿No lo estaremos confundiendo todo con una agencia de consulta para el estudio y la comprensión del mundo contemporáneo? Todo parece claro y carente de misterio. Basta con visitar esas megamuestras donde los artistas convocados “ilustran”, “interpretan” o “traducen” las simplonas hipótesis de un curador. Qué provechoso resulta visitar galerías y comprender al fin lo que el arte significa ¡! Qué “consolatorio” saberse participe de asuntos tan elevados, convalidar nuestras creencias.
El texto tiene como 20 años, o un poco más, pero tiene un tono tan ácido y tan actual que podría haber sido un hilo de Twitter, de esos que escriben los usuarios picantes. Como su hubiese tenido un oráculo, Gumier entendió que lo que se venía ahora no tenía nada que ver con la ingenuidad y la frescura del Rojas. Ya no hay lugar para ser precario, ahora hay que ser profesional.
Ese mismo lenguaje que aparece en el mundo del arte aparece también en los textos. Ahora leemos notas sobre arte que copian y pegan gacetillas de galerías, statements de artistas y unos cuantos lugares más. Fotocopias de un mismo discurso que no le interesa a nadie. Nada más lindo que jugar con una obra, pensar palabras nuevas para nombrarla, inventarles una ficción.
Para terminar, un poco más de Jorge Gumier Maier:
El movimiento del arte es la fuga. Conceptos tales como “verdad “ o “realidad” le son extraños porque todo arte es ficción. Narraciones renovadas de las fábulas que resuenan en nuestro ser. (“las artes hablan de la obstinación de lo impenetrable, de lo absolutamente ajeno a nosotros con lo que tropezamos en el laberinto de la intimidad”), Es ese hacer, ese obrar insensato que nos sostiene. Un exceso sin término, infinito y fulgurante. Que el arte como la vida, no conduzca a ninguna parte es la razón de nuestra libertad, la posibilidad de nuestra salvación.