#54. Dispersión
Unas ideas sueltas sobre la dispersión, un libro de Frank O'Hara, el disco nuevo de Babasónicos, un poema de Marina Mariasch y un whisky que no puedo pagar.
Esta semana tuve una pesadilla muy extraña. Era Año Nuevo, o Navidad, y mi hermana se iba por el delta en una especie de travesía marina con un velerito. El problema era que se levantaba una tormenta y desaparecía. Bueno, a partir de eso todo se convertía en una cruzada por encontrarla. Y mi vieja lloraba. Y todos se desesperaban. Y no aparecía.
Me desperté con los ruidos de la tormenta que hubo hace unos días: todo se volaba y había truenos y rayos. Siempre me dieron miedo las tormentas. El viento no. Nunca tuve miedo del viento. Pero de todo lo otro sí.
Tardé un rato largo en volver a dormirme. Me daba miedo volver a tener otra pesadilla o dormirme y seguir en la misma pesadilla que antes. Al insomnio habitual ahora se suma el que genera el miedo a dormirme. Otra batalla más que pierdo contra la almohada.
Reconozco que soy una persona muy dispersa. Perdón, no puedo ser perfecto. Entonces, empiezo en A y sin darme cuenta paso a la Z. Por ejemplo: estoy escribiendo esto con el resto de energía que me queda porque anoche una cena “tranqui” se transformó en tomar whisky hasta la madrugada. Entonces, ahora tengo resaca y sueño. Es que nos fuimos copando con la charla y con mi amiga Javiera (aka @labicivoladora) terminamos perreando y cantándole a nuestros exs tóxicos con Motomami.
Digamos que uso la distracción a mi favor. Sin distracción no podría escribir esto. Si no me hubiese distraído anoche, si no hubiese transformado en una cena “tranqui” un pedo increíble, ahora no tendría sobre qué escribir. Este newsletter es un supuesto diario del insomnio, pero en verdad es un diario de la distracción, de lo que pesca mi mirada accidentada o mis oídos chismosos.
Pero en verdad lo que quería decir es que sigo con mi adicción a Mad men. Esto es un problema porque me cuelgo y empiezo a procrastinar hasta que llego un punto en el que son las tres de la mañana y sigo mirando tele.
Resulta que en un episodio Don Draper, el protagonista, está leyendo un libro del poeta Frank O’hara: Meditaciones en una emergencia. Después, en un capítulo de la temporada siguiente, él se vuelve a encontrar con ese libro en la casa de una amiga.
El título me pareció tan increíble que decidí comprarlo. Acá dejo uno de los poemas que más me gustó:
Autobiographia literaria
Cuando era niño
jugaba solo en un
rincón del patio de la escuela
totalmente solo.
Odiaba las muñecas y
odiaba los juegos, los animales no
eran amistosos y los pájaros
huían volando.
Si alguien me buscaba
me escondía detrás de un
árbol y exclamaba: “Soy
un huérfano”.
Y ¡aquí me tienes,
centro de toda belleza!
¡Escribiendo estos poemas!
¡Imagínense!
Me encanta ese momento en el que sale un disco nuevo de alguna banda que me gusta mucho. Lo único que lamento de vivir en la época del streaming es que seguramente era emocionante ir a una disqueria y comprar un álbum y sacarle el papel celofán transparente y escuchar un montón de canciones mientras vas leyendo el librito con las letras. Tengo bastantes discos, a pesar de que siempre viví con internet -bah, siempre no, en mi casa llegó recién en 2009-, pero la sensación esa de comprar un disco nuevo ya casi que no existe.
Toda esta boludez para decir que los Babasónicos sacaron un álbum nuevo: Trinchera. La tapa me encanta (es de Alejandro Ros y se nota bastante que es de él).
En la entrevista que le hicieron a Dárgelos en Caja Negra, él dice que es un disco “tanatológico”. Dice que la muerte es algo que recorre todo el álbum. Y sí, hay unos cuantos temas que van para ese lado, pero a lo Babasónicos: la temática es re deep, pero las canciones te hacen bailar. Todo el disco es así. Esa incorrección es lo que más me gusta de los Babasónicos. Decir cosas correctas para satisfacer cierto consenso social tácito sobre lo que cómo se deben decir las cosas va en contra del humor y el humor está bueno, es lo que te hace funcionar en el barro (el barro = este mundo donde todo cada vez es más horrible).
Así, a vuelo de pájaro, se me ocurre que hay dos trincheras: una es la que separa este mundo (pandémico) del anterior; la otra es la de una manera de producir. De la primera no hay mucho para decir, pero de la segunda se puede tirar un poquito del hilo. Babasónicos sigue pensando discos como los hizo siempre: con un hilo conductor, una serie de sonidos específicos y algo de misterio. Además, de una manera un poco forzada, le esquiva a la tiranía del single.
Una vez entrevisté a una escritora que me dijo que no le gustaban los Babasónicos porque le parecían tipos haciendo chistes de putos.
Gracias a la dispersión soy un buen multitareas. Puedo atender al mismo tiempo varias cosas o tener múltiples trabajos muy distintos entre sí y disfrutarlos a todos. Por eso soy un buen freelancer y un mal trabajador en relación de dependencia. Aunque debo reconocer que el recibo de sueldo y los derechos laborales están buenos.
Estos dos fragmentos de “Meditaciones en una emergencia” (el poema que le da nombre al libro de Frank O’Hara) me divirtieron mucho y me hicieron pensar en mi rechazo al poliamor:
¿Por qué debería de compartirte? ¿Por qué no te libras tú de algún otro, para variar?
Soy el menos difícil de los hombres. Todo lo que quiero es amor ilimitado.
[...]
Es fácil ser hermoso: lo difícil es parecerlo. Te admiro, bienamado, por la trampa que has armado. Es como un capítulo final que nadie lee porque se ha terminado el argumento.
Con Javiera tuvimos que contenernos para no tomarnos la botella entera de whisky. El motivo de la represión fue exclusivamente económico. Estábamos en la casa de una amiga (ella de viaje) y si le tomábamos todo el whisky ninguno de los dos podía pagar una botella nueva para reponerlo: era de primera calidad.
En medio de la vorágine de temas que nunca cerramos, Javiera me pasó este poema de Marina Mariasch (creo que fue a raíz de la historia de un chico poliamoroso con el que me quiero acostar).
El futuro del sexo
En el futuro el sexo no va a ser
tocarse el hombro con un dedo
como hacen los extraterrestres
ni va a ser por internet ni por
teléfono. no va a ser
con forro porque el fin
del mundo va a estar
cerca y a nadie le va a importar
el sida, ninguna ets
pero no por el apocalipsis,
contagiarse va a ser un compromiso
el sexo va a ser amor
el sexo sólo va a existir con amor
nadie va a pensar que el sexo
y el amor puedan ser
cosas distintas y el sexo
va a ser directo, como ahora
darse un beso, mandarse un
mail, un dm, no va
a existir toda esa pérdida
de tiempo, ni las vueltas eternas
para llegar a eso. todos
sabemos que los beatles
son más grandes que jesús
todos sabemos que necesitamos
amor necesitamos sexo y en el futuro
nadie va a disimular que busca eso
como en el supermercado nadie
disimula que busca pan o café
a la incertidumbre se la va a
aniquilar con sexo
al miedo se lo va a eliminar
con sexo a la soledad se la va a
matar con sexo a la muerte
se la va a consolar con sexo
al dolor se lo va a curar con
sexo a lo oscuro se lo va a
iluminar con sexo la ansiedad
se va a calmar con sexo la
gordura se va a adelgazar con sexo
la amistad se va a sellar con sexo
la riqueza se va a distribuir con sexo
el aburrimiento se va a solucionar
con sexo la tristeza se va a curar
con sexo cada vez va a ser el comienzo
de un relato y la continuación de otro
una red y nadie va a estar nunca más solo
en la calle, en el subte, en las casas
en las clases, fácil, simple, sin Freud
sin palabras sin lenguaje sin pensamiento.
Mimos son mimos.
Gracias por llegar hasta el final. Esta edición es especial por estamos de estreno: Martín Ayerbe (@ayer_be) hizo las nuevas ilustraciones que van a acompañar, de acá en más, cada entrega (además de los dibujos de Cajita, claro). Como siempre te digo, podés comprarme un cafecito o compartir este newsletter. Todo sirve. Todo suma. Podés responder a este mail para decirme algo o escribirme por Instagram o Twitter: mi usuario es @malasenial.