A mediados de octubre del año pasado dije que no iba a volver a escribir Vueltas en la cama. Honestamente, tengo que dejar de tomar decisiones tan tajantes. Cada vez que lo hago, más temprano que tarde, me termino arrepintiendo. Tendría que aprender a dudar un poco más, a ser más liviano y a aprovechar los beneficios del “por ahora”. Por ahora dejo de escribir y por ahora vuelvo a escribir.
Después de hablar con especialistas en el tema -tres grandes amigas, muy buenas escritoras todas-, decidí cambiar un poco el formato de este espacio. Desde 2021 y hasta el año pasado intenté hacer una suerte de ensalada que mezclara pequeños acontecimientos de la vida cotidiana con libros, discos, muestras y artistas que iban apareciendo en el camino. Sin embargo, después de la fugaz consultoría con las voces autorizadas, me pareció que era mejor abandonar la vida cotidiana. El mundo está muy horrible y qué mejor que un espacio para fugarse y pensar en cosas que no respondam a “la agenda” y sí al capricho. Hay muchos espacios de recomendación cultural que parten de “la propia experiencia” y desde “lo que está pasando”, pero creo que hay pocos que partan del capricho, del gusto y de la crítica. Cada año que pasa soy menos trendy que el anterior, por eso nunca voy a poder ser trader.
Voy a enviar sólo una edición por mes. Honestamente, se me hizo muy difícil llegar a tiempo todas las semanas y con un envío relativamente presentable. No sólo quiero abandonar la coyuntura para escaparle a la agenda, sino también al desenfreno de tener que producir sin parar para “estar al día”. En mi mente, el tiempo me va a permitir hacer textos mejores y un poco más extensos que de costumbre. Ustedes van a tener cuatro semanas para leer, no se preocupen, no hay chances de estar atrasado.
El otro motivo por el cual decidí abandonar el formato semanal es que no me era rentable y ya no lo puedo sostener. Durante cuatro años este newsletter me generó apenas unos cuatro mil pesos mensuales (gracias a las cinco suscriptoras pagas que tuvo desde el minuto cero Vueltas en la cama y a mi viejo, el número seis). El plan original era no escribir sobre esto, pero después del revuelo que armó la columna de Leticia Martin en el diario Perfil, en la cual decía que le pagaban apenas 50 mil pesos por mes y con seis meses de demora, me pareció que estaba bien pasar la gorra de una manera más explícita. Como decía antes, durante cuatro años, este newsletter me dio más o menos unos 4 mil pesos por mes. En paralelo empecé a escribir en el diario Página/12 sobre artes visuales; lo sigo haciendo, con mucha honra y mucho placer. La paga es magra, no voy a mentirles, este mes gané apenas 65 mil pesos por todo el trabajo que hice en mayo (tres notas, durante tres domingos consecutivos). Bastante poco, pero un poco mejor que la paga que recibe Leticia. A pesar de todo esto, ahí seguimos, comprometidos y escribiendo. Alguien lo tiene que hacer: uno te corta la entrada del cine, otro hace el pan, alguien te pone el modem de internet y otros escribimos. Así funciona el mundo. La posibilidad de dejar de hacerlo ni se me cruza por la cabeza; yo soy lo que escribo, es un compromiso identitario. Si no lo hiciera más, porque no es rentable, dejaría de ser yo mismo. A quién quiero engañar.
Cuando decidí volver a hacer Vueltas en la cama se me ocurrió que tal vez valía la pena aclarar que aunque esto sea gratis –y hecho con mucho placer–, también es un trabajo. Por eso, queridx lectorx, te invito a que hagas un aporte mensual para financiar este proyecto –que ya te ha dado tantas alegrías– para que yo le dedique menos tiempo a la subsistencia y más tiempo a hacer algo bueno para vos, o al menos algo interesante. Si apenas el 3% de las personas que leen esto, más o menos 80 personas, me invitaran un café por mes (supongamos que cuesta 4 mil pesos) yo ganaría en un mes lo que gano en seis meses en el diario que amo y me precariza. Y si esas mismas personas me invitaran un café y una coca, me sentiría directamente millonario. Pero no se trata de querer ser millonario, sino de ganar tiempo para escribirles con placer y compromiso.
Si querés invitarme un café por mes podés suscribirte por $4000 en este enlace.
Si te parece poco y querés invitarme un café y una latita de Manaos podés suscribirte por $5000 acá.
Si estás en medio de una gran algarabía y con la billetera descontrolada, podés invitarme dos cafés por mes y suscribirte por $8000.
Si estás sin un peso, pero me querés demasiado como para no colaborar podés aportar a este proyecto poniendo el monto que quieras siguiendo este link.
Y si no querés aportar, o no podés, no te preocupes: Vueltas en la cama va a seguir siendo gratis. Gracias por llegar hasta el final. Gracias a esas cinco amigas y a mi padre, que se ya pagaron anteriormente -y que espero renueven sus votos de confianza. Nos leemos el sábado que viene.
Imanol.
💋
Qué genialidad Imaaaaa!!!! Me encanta que estés de vuelta. Y no menosprecies las desiciones taxativas, no es necesario matizarlas con un "por ahora", total no hay nada ni nadie que te impida volver con la misma convicción con la que te fuiste. Jajajaja!!!
Aguante el drama del "hasta nunca" que, por otra parte, hace más atractivo el "estoy de vuelta".
Te quiero y tenés una sexta amiga suscriptora
Fui feliz al leer el título de este mensaje. Qué bueno que regreses!