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Que linda la vulnerabilidad de esto. Siempre me ha parecido que escribes con mucha agilidad, cómo si te saliera a la primera y no tuvieras que pulir las cosas. Me parece muy íntimo y al mismo tiempo extremadamente cotidiano tu newsletter. Eso es lo que más me gusta. Siento que a veces, mientras leo, estoy escuchando a mi mente reflexionar y otras solo disfruto aprendiendo de las referencias o las anécdotas que cuentas. Me gusta mucho como escribes. Soy profesora y siempre que viene alguna actividad relacionada a la lectura digo que a mi no me gustan los libros, las novelas porque siempre las dejo a la mitad, aunque lo intente me pasa que me pongo a pensar, a reír o a llorar o incluso a escribir y luego ya es demasiado tarde para seguir leyendo porque lo olvidé todo y retomarlo es volver al mismo ejercicio (tengo mala memoria. Un beneficio para releer y sorprenderse). A mis estudiantes les digo que me gustan los cuentos, que me parecen más sensatos para mi cabeza porque son historias cortas donde todo pasa rápido y que definitivamente logro terminar de leer. Lo mismo me pasa con tu newsletter. Los guardo y cuando termino de leer dos o tres al hilo, reviso los enlaces que agregas, escribo mi propia versión de tu visión de las cosas y me relajo. A veces leerte es como ver un capítulo de una serie que me gusta mucho y no quiero que termine, le tengo cariño a los personajes, que en este caso son tu forma de ir y venir entre los recuerdos, lo que sabes, lo que vas aprendiendo y lo que vas autodescubriendo. También soy adulta, de la primera parte (en unos días cumplo 27) y todas las incertidumbres o temáticas de charlas que has mencionado a lo largo de tus escrito me hacen tanto ruido como si estuviera hablando con un amigo.

Siempre que termino de leer digo, gracias Imanol Suviela Salvo por escribir esto. Pienso que ya es hora de dejártelo escrito aquí.

Gracias Ima.

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